Los inicios del doblaje

En 1928, dos ingenieros de la Paramount Pictures, Edwin Hopkins y Jacob Karol, consiguen grabar un diálogo en sincronía con la boca de los actores en pantalla, concretamente en la película «The flyer». Este hito significa una revolución en la industria del cine, pues, hasta entonces, inventado ya el cine sonoro, únicamente existía en los cines la figura del explicador, quien, en una esquina de la pantalla, narraba e incluso dramatizaba las escenas de la película para entendimiento del público. Sin embargo, los espectadores querían que sus ídolos hablaran en su idioma, por lo que ni los subtítulos ni las dobles versiones eran considerados como una solución real, máxime teniendo en cuenta la analfabetización de la sociedad media.

En un principio se apostó por realizar doblajes con actores hispanoamericanos, lo que supuso una mezcla de acentos que tampoco parecía por ser la fórmula definitiva. El primer doblaje en español se lleva a cabo en el año 1929, con el musical «Rio Rita». Con el descontento del público, la Paramount decide captar a un grupo de actores y actrices españoles y llevárselos a Joinvile-Le Pont, Francia, donde la productora tenía su sede, con objeto de realizar doblajes para consumo en España. Es, por tanto, reseñable que la primera película que se dobla con actores exclusivamente españoles es «Entre la espada y la pared», en los estudios Reservoirs, dirigidos por Claudio de la Torre con guiones adaptados por Luis Buñuel. En ella participan actores como Ramón Martori o doña Irene Guerrero de Luna, pioneros del doblaje en español.

Sin embargo, no es hasta el año 1932 cuando se inaugura en España el primer estudio de doblaje, concretamente en el antiguo Palacio de la Metalurgia de Barcelona, con el nombre de T.R.E.C.E. (Trilla-La Riva Estudios Cinematográficos Españoles), nomenclatura que juntaba los apellidos de sus fundadores: Adolfo de La Riva, ingeniero de sonido, y Abelardo Trilla, empresario. El primer director de un doblaje en estos estudios fue Félix de Pomés, en la película «Rasputín», considerada así la primera película doblada en España. Este hecho supone el inicio de una maravillosa industria que perdura hasta nuestros días.

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Con la invención del cine sonoro, marcado por el estreno de El cantor de jazz, el siguiente paso sería la exportación del cine al mercado internacional, adoptando nuevas estrategias de mercado.

Los estereotipos

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El doblaje es un engaño y, por lo tanto, es más fácil engañar al espectador si al galán le asignan una voz aterciopelada y seductora, y, a la damita, una voz dulce y juvenil.

La censura

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En el año 1941, el gobierno de Francisco Franco, de acuerdo con el Sindicato de Espectáculos, impulsa un decreto que obliga a doblar todas las películas extranjeras que se exhiban en España.